viernes, 16 de julio de 2021

EL CUERPO FEMENINO: TRAGEDIA Y POLÍTICA EN LA SOCIEDAD ROMANA

 

Los orígenes y las sabinas

La mujer en la historia de Roma cumple, desde la tragedia, un papel fundamental, que termina generando importantes cambios políticos en esta sociedad patriarcal. De hecho, en el libro I de  Historia de Roma desde su fundación, Tito Livio narra que de la descendencia de Eneas que llegaba desterrado de Troya tras el triunfo de los griegos Amulio, toma el poder de Alba Longa tras derrocar a su hermano Numitor y para eliminar toda descendencia posible obliga a su sobrina Rea Silvia a convertirse en virgen vestal para asegurar su virginidad perpetua. La misma es violada por el dios Marte y de dicha violación concibe a los gemelos Rómulo y Remo que conspirarán y matarán a Amulio y devolverán el poder a su abuelo. Tras esto, los gemelos deciden fundar una nueva ciudad, pero se genera un conflicto entre ambos por el derecho a la fundación y al reinado, hecho que culmina con el asesinato de Remo por parte de su hermano. Rea Silvia, por su parte, no volverá a aparecer en la historia de Roma.

Otro de los hechos trascendentes de la historia legendaria de Roma es el rapto de las sabinas, que deriva de una antigua leyenda que los romanos heredaron de los pueblos indoeuropeos. Al respecto, Pégolo y Sacerdote  señalan:

 

En su forma original dicho mito describía la formación de toda una sociedad de dioses a partir de la fusión de dos grupos antagónicos, pero incompletos, uno de ellos poseedor de poderes mágicos y de valor, el otro de la riqueza y la fecundidad. Durante los siglos IV y III a C. los romanos historizaron este antiguo mito, es decir, lo transformaron en un relato pseudohistórico y lo transmitieron como un hecho más de los acontecidos en tiempos de Rómulo. (2020:18)

 

Según narra Tito Livio, los romanos con un fuerte potencial bélico fueron adquiriendo fuerza, pero al carecer de mujeres, esa fortaleza solo duraría una generación “al no tener en sí la posibilidad de perpetuarse ni existir matrimonios con los pueblos del entorno” (Liv.1.9.1) Por tal motivo, Rómulo envía una legación para presentar una petición de alianza y vínculos matrimoniales a los distintos pueblos circundantes; la oferta fue rechazada por todos por lo que Rómulo planeó mediante un ardid los juegos en honor a Neptuno Ecuestre e invitó a todas las poblaciones. A la misma los sabinos acudieron en masa y, ante una señal, los jóvenes romanos se lanzan a raptar a las doncellas sabinas. El rey romano visitó a las víctimas del rapto y les dijo que lo sucedido se debía al orgullo de sus padres que se negaban a entregarlas en matrimonio y “que depusiesen su enfado y entregasen sus sentimientos a quienes el azar había entregado sus cuerpos” (Liv. 1.9.15).

El acontecimiento del rapto llevó a la guerra entre ambos pueblos, enfrentamiento que finalmente culminó sin un vencedor por un suceso que protagonizaron las mujeres sabinas raptadas y que se detalla de la siguiente manera en Historia de Roma desde su fundación:

 

Entonces, las mujeres sabinas, por cuyo agravio se había originado la guerra, suelto los cabellos y rasgadas las vestiduras, sobreponiéndose ante la desgracia al encogimiento propio de la mujer, se atrevieron a lanzarse en medio de una nube de flechas, irrumpiendo de través, para separar a los contendientes y poner fin a su furor; alternativamente, suplicaban a sus padres y a sus maridos que no cometiesen la impiedad de mancharse con la sangre de un suegro o de un yerno, que no mancillen con un parricidio el fruto de sus entrañas, sus nietos unos, otros sus hijos (Liv. 1.13.1-2)

 

Este acontecimiento llevó a ambos pueblos a construir un reino en común y dio paso a la sucesión de Rómulo, tras su muerte se alternaron en el poder de Roma reyes sabinos y romanos.

Al relacionar ambos acontecimientos, podemos observar que brindan las herramientas para la construcción del patriarcado; por una parte, la violación de Rea Silvia es la génesis del pater romano (Rómulo) y el rapto y obvia violación de las sabinas le brindan a Roma las mujeres necesarias para engendrar esos hijos varones que llevaran adelante la estructura patriarcal de la sociedad romana.

Lucrecia y el fin de la monarquía

Del mismo modo en que la mujer, de manera involuntaria, a partir de su tragedia forma parte de la fundación de Roma y del origen de la monarquía, también lo era en el final de la misma y el inicio de la república.

La historia de Lucrecia que narra Tito Livio pone en claro cuáles eran las características de la materfamilias o matrona ejemplar. Este término, a diferencia de paterfamilias que designa al hombre con total capacidad de derechos ya que no está bajo potestad paterna y es fundamentalmente propietario de tierras, se refiere “a la mujer moralmente honorable casada o viuda, con o sin hijos, cuyo comportamiento se opone al de las prostitutas” (Palacios 2017:14)

Durante la guerra con Ardea los hijos del rey estaban bebiendo en la tienda de Sexto Tarquinio en un festín donde también se encontraba Colatino, hijo de Egerio, y, alcoholizados comienzan a discutir acerca de quién tiene la mejor esposa, por lo que este último propone para cerrar la discusión ir a ver qué estaban haciendo las mismas. Al llegar, encuentran a las nueras del rey divirtiéndose en un banquete y, por otro lado, a Lucrecia trabajando la lana rodeada de sus doncellas; de esta manera su esposo se convierte en el vencedor de la disputa. Sexto Tarquinio, al comprobar la castidad de Lucrecia, desea poseerla sexualmente, y se presenta unos días después a la casa donde es recibido como huésped. Por la noche, con la espada desenvainada entra a la alcoba de Lucrecia, pero a pesar de todas las amenazas no pudo doblegar su voluntad. Solo después de amenazarla con la difamación pública matando a un esclavo y a ella misma dejando ambos cuerpos desnudos como muestra de adulterio, Lucrecia se somete. Este hecho atentaría con su pudicticia, vulnerando su honorabilidad. Jimena Palacios sostiene al respecto:

Las mujeres honorables tenían el deber de observar la pudicticia (“castidad”) y estaban protegidas por las leyes de stuprum (“violación”). Específicamente, se condenaba cualquier comportamiento sexual que atentara contra los estándares tradicionales de propiedad o que comprometiera en prácticas sexuales a romanos de nacimiento libre de cualquier sexo (William, 1999: 98-99). La palabra stuprum no designa necesariamente una deshonra llevada a cabo en contra de la voluntad de la víctima (adulterio), aunque frecuentemente denote un abuso por parte de un strupator. (2017: 14 – 15)

Posteriormente, Lucrecia manda a buscar a su padre y a su esposo y les pide que sean acompañados por sus amistades. Al llegar, la encuentran abatida y al preguntarle Colatino si se encuentra bien ella responde:

No. ¡Cómo puede estar bien una mujer que ha perdido el honor? Colatino, hay huellas de otro hombre en tu lecho; ahora bien, únicamente mi cuerpo ha sido violado, mi voluntad es inocente; mi muerte te dará fe de ello. (Liv. 1.58.7)

Seguidamente, les dice que fue Sexto Tarquinio el autor de la violación, le hace jurar a Colatino venganza y se sucida. Los hombres, al mando de Lucio Junio Bruto sublevan al pueblo y al ejército y derrocan al rey quien marcha al exilio. Colatino y Bruto son nombrados los primeros cónsules de Roma dando así origen a la república.

De esta manera, con el derrocamiento de la monarquía se establece un paso de lo privado a lo público.

La transición de lo doméstico a lo político se representa en un cambio en el escenario de acción desde Collatia y el espacio privado de la casa de Colatino a Roma y el espacio público del Foro. Bruto, no Lucrecia (1.59.5; Cf. Dionisio 4.66.1), efectúa el cambio de escenario, del mismo modo que traspone su solicitud de castigo del violador a su propia exigencia de derrocamiento de la monarquía. Su juramento de venganza comienza con la determinación de vengar a Lucrecia y termina no con un juramento de destronar a la familia de Tarquino, sino con la promesa de acabar con la institución de la monarquía misma. (Joshel 1992:17).

Cuerpo, deseo y decadencia

Desde el punto de vista de la sociedad romana de la época, tanto el caos social, la guerra civil como los fracasos militares se debían a la sexualidad femenina fuera de control. Para esta sociedad patriarcal, la mujer era casta o no lo era, de este concepto derivaba el control del estado sobre la sexualidad. El derecho romano establecía que la finalidad del matrimonio era la procreación, por lo que las mujeres eran educadas para ser continentes y guardar abstinencia ya que  era la única manera de prevenir la mortalidad femenina a causa de los abortos o múltiples embarazos y partos.

Desde el ámbito de las costumbres sociales, la vestimenta indicaba el estatus social al que pertenecían: las matronas no salían, y si lo hacían, debían ir acompañadas y usaban vestido y manto que solo  permitían ver su rostro. Si la mujer no era “honorable” no podía vestir de la manera en que lo hacían las materfamilias y si alguna doncella o mujer “honorable” no usaba esta vestimenta “no estaba protegida contra la violación o las proposiciones sexuales y su agresor gozaba de circunstancias atenuantes” (Palacios 2017:15).

Los hombres, por su parte, no eran educados para la abstinencia, y para satisfacerse sexualmente tenían libre acceso tanto a concubinas, como a mujeres “sin honor”, como a esclavos fuesen hombres o mujeres.

Para el romano, la mujer relajada no le permite al hombre controlar sus apetitos y consideraban la belleza femenina como generadora de la lujuria, “como si el deseo se originara fuera de él en la belleza” (Joshel 1992:13) lo que alteraba la disciplina; en este sentido Joshel afirma:

La disciplina era necesaria no solo para la adquisición del Imperio, sino también para gobernarlo. La negación del cuerpo al yo habla de la negación del poder social a los demás; el dominio romano de su propio cuerpo proporciona una imagen de dominación romana y un modelo de soberanía: de romanos sobre no romanos, de clase alta sobre inferiores, de amo sobre esclavos, de hombre sobre mujer y de prínceps sobre todos los demás.  (Joshel 1992:13).

Conclusión

Si, así como se expresara anteriormente, los sacrificios de Rea Silvia y las sabinas sirvieron para el establecimiento del patriarcado, el sacrificio de Lucrecia sirvió para sostenerlo.

Lucrecia se suicida porque su cuerpo – el de materfamilias – había sido violado; la penetración de Sexto Tarquino lo ensució rompiendo su pudicitia por lo que ya había perdido su condición. Ella lo limpia con otra penetración, la de la daga afirmando “en adelante ninguna mujer deshonrada tomará a Lucrecia como ejemplo para seguir con vida”  – la misma daga que luego Bruto tomará como símbolo para derrocar a la tiranía (Liv.1.58.10). Con su muerte, Lucrecia se silencia, y con su muerte no habrá mujer que pueda manifestar una anomalía del patriarcado.


 

 

Bibliografía

Fuente:

Tito Livio, Historia de Roma desde su fundación, (libro I) (traducción J.A. Villar Vidal), Gredos, Madrid, 1990.

Bibliografía general:

Joshel, S.R. (1992) “The Body Female and the Body Politic: Livy´s Lucretia and Verginia”, en Richlin A. (1992) Pornography and Rapresentation in Greece and Rome, Oxford, Oxford University Press (Traducción P. Couceiro)

Palacios, Jimena,(2017) Las relaciones de género en Roma. Formulaciones sociales y culturales de la diferencia, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, U.B.A.

Pégolo L., Sacerdote A. (2020) “Ficha sobre los albores de Roma. Arqueología, historia y narración”, ficha de cátedra, Lengua y Cultura Latinas I “F”, Dto. De Lenguas y Literaturas Clásicas, F.F.y L, UBA.

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